Los
últimos cables revelados por WikiLeaks dan una nueva versión del papel que jugó
Estados Unidos en Perú cuando ocurrió la tragedia de Bagua del 5 de junio 2009,
que dejó decenas de muertos.
Los
cables proponen que el entonces embajador de EE.UU. en Perú, Michael McKinley,
pudo haber alentado al Gobierno peruano
a usar la fuerza represiva de la policía contra los manifestantes indígenas en
una operación que le costó la vida a 10
comuneros y 24 agentes de la Policía.
El
cable fue enviado el 1 de Junio. “La renuncia del gobierno en utilizar la
fuerza para despejar las carreteras y el
bloqueo de las vías-decía McKinley - contribuía a la impresión de que las
comunidades tienen un apoyo más grande de lo que realmente tienen”.
Embajador
escribió: "Si el Congreso y el presidente (Alan) García ceden a la presión
(de los manifestantes), esto va a tener consecuencias para el acuerdo de libre
comercio entre EE.UU. y Perú".
Además
en el documento se otorgaba más derechos a los inversionistas estadounidenses,
entre ellos la empresa Newmont Mining, que tenía intereses de miles de millones
de dólares en la zona afectada por las protestas.
Newmont
es la segunda mayor empresa de extracción de oro en el mundo además tiene una
participación mayoritaria en Yanacocha de Perú, una de las minas de oro más
grandes del mundo. Newmont controla la mina Conga, la mayor inversión
extranjera en el Perú.
Desde
la masacre de Bagua, el Relator Especial de las Naciones Unidas para los
Pueblos Indígenas mencionó "consecuencias devastadoras" procedentes
de la contaminación producida por las compañías petroleras en el norte del
Perú, informa 'Green Left Weekly'. (República.pe)
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