Si se entiende que la palabra sicario o mercenario significa persona que trabaja a sueldo para otro y que su objetivo es liquidar, maltratar o desaparecer a quienes su contratante no quiere tener enfrente, entonces a ese comunicador social que recibe pago o sueldo extraordinario para atacar a otra persona también se le puede considerar como un sicario de la prensa o (como sugiere un conocedor de semántica) un mercenario de la prensa.
En nuestros lares peruanos, lamentablemente, han aparecido algunos comunicadores (pocos) que diariamente atacan a terceros por orden de interesados en ocupar un cargo en las próximas elecciones. Solamente entrevistan a un determinado grupo político que les ha propiciado un buen paquete billetístico y a los demás no les considera ni por ética periodística. Esperamos que ello nunca ocurra en Bagua.
La situación se pone grave cuando no dan oportunidad para el deslinde luego de un ataque o agravio.
Comunicadores a sueldo que contratan a otros para hacer su labor
En el mundo de la prensa polítiquera también se puede observar que un comunicador costeado por un político no aparece como el atacante directo o el enaltecedor de su patrón temporal, sino que hace que otros comunicadores o personas sean quienes hablen en su espacio noticioso. Ojalá que ello no ocurra en Bagua.
Hay que sufrir esta triste realidad que suele repetirse en cada proceso electoral donde hasta una emisora puede ser tomada por asalto económico y donde sus comunicadores han perdido la brújula de hacer un papel de comunicadores independientes.
Llamado a comunicadores
Se sugiere a los señores comunicadores de la región Amazonas que se definan siempre como periodistas imparciales por más que reciban auspicios. Por favor, no ataquen nunca a una persona o a una autoridad por encargo de los políticos con más plata. No vendan su conciencia a una campaña antidemocrática. No caigan como los comunicadores que terminaron encarcelados en Ancash.
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