(Por Elmer Torrejón) Es en este momento crítico, donde
se debe tener el accionar planificado de
un aparato regional, conformado por entidades públicas y privadas, pero lastimosamente
esa organización no existe.
Necesitamos en Amazonas un equipo multisectorial
y multidisciplinario, que planifiquen y construyan “planes de contingencia”
para hacer frente a estas situaciones provocadas por la naturaleza, así:
1. Elaborar un proyecto
vial alternativo a la actual carretera Fernando Belaunde, que evite el
tránsito por espacios vulnerables a huaycos y derrumbes, y enlace más pueblos.
Me imagino una carretera por Lonya Grande, Ocallí, Camporredondo, Huaylla
Belen, Luya, Chachapoyas, y de allí hacia la selva. Por otro lado impulsar y gestionar vuelos comerciales
a Chachapoyas para dar solución en parte la incomunicación existente, para ello
necesitamos un gobierno fuerte, capacitado e influyente para gestiones de este
tipo.
2. Un plan ambicioso de reforestación en zonas vulnerables. Vislumbro sembrar plantas
nativas en la ladera de los cerros, que impidan de esa manera la lixiviación, erosión y degradación de los
suelos, conllevando a evitar huaycos y derrumbes con consecuencias fatales.
3.
Un proyecto de recuperación de conocimientos de conservación. A través de estudios
e investigaciones regionales de nuestras culturas ancestrales y actuales como
los Awajún. A través de la arqueología y antropología, conocer esas prácticas
que han permitido, y aun permiten la conservación de la ecología y aplicarlas a
la realidad.
4.
Un plan educativo
regional de enseñanza para la conservación, sostenibilidad y respeto por la
ecología. Además enseñar a los niños y jóvenes amazonenses, cursos de
planificación y prevención ante desastres ecológicos y humanos.
5.
Planes de contingencia regional a nivel de abastecimiento de productos. Propongo
grandes almacenes en las provincias, al mismo estilo de Wuanglic, donde exista
reserva de productos no perecibles
que permitan dar alimento, vestido, techo y medicinas a ciudadanos que hayan
sufrido las inclemencias de la naturaleza. Será también una manera de evitar la
especulación, carencia y encarecimiento de productos.
6.
Finalmente, y de suma necesidad, imagino a un equipo de autoridades
comprometidas con los derechos ciudadanos, trabajando en base a un sistema
planificado de prevención y acción ante los desastres. Me imagino a estas
autoridades en la cancha, “dando la cara”, velando por intereses colectivos y
no particulares.
Con la naturaleza no se improvisa
señores, más aun en estos tiempos en que vivimos problemas de calentamiento global, debido a que cada
segundo destruimos el hogar natural que nos rodea. Con la naturaleza se planifica, bajo un enfoque de reciprocidad: “si yo
humano necesito de ti árbol, la madera y tus frutos; yo árbol necesito de ti humano que me siembres para seguir viviendo
y dándote madera, alimentos y oxigeno”. Un simple razonamiento que todo
ciudadano tiene el deber de cumplir;
por el bien de nuestro mundo, por el bien de Amazonas. No más carreteras
destruidas, no más muertos. Señores autoridades, sean buenos guías en este largo sendero de huaycos y derrumbes.
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