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Desde la época de Vladimiro Montesinos como asesor del presidente Alberto Fujimori hasta el discurso del 28 de julio del 2015 del presidente Ollanta Humala se ha demostrado que vivimos en un país donde reinan los programas sociales que si no cumplen su razón de ser productivos solamente engendran una sociedad llena de ociosidad y ya se sabe que viene después de la ociosidad.
Lamentablemente los programas sociales más que mejorar el desarrollo del país han permitido la existencia de una sociedad que todo lo espera y poco o nada lo lucha. Desafortunadamente los programas sociales han convertido a más dependientes antes de lograr que la gente sea independiente y productiva.
Con cierto sarcasmo e ironía, veamos por ejemplo:
Si tienes bebés y no tienes para educarles, tienes a Cunamás.
Si tienes hijos en la escuela y no puedes alimentarlos tienes a Qaliwarma
Si tienes hijos propios abandonados y te haces el indiferente, tienes al Inabif.
Si tus hijos terminan la secundaria y no quieres hacerte cargo de sus estudios, tienes la Beca 18.
Si no tienes para construir tu casa tienes a Techopropio.
Si no quieres trabajar ni producir y quieres alimentos gratis tenes al Programa Vaso de leche y tienes a los comedores populares.
Si vives en el campo y no cuentas con trabajo en una institución, tienes al programa Juntos.
Si vives en el campo y no cuentas con trabajo en una institución, tienes al programa Juntos.
Si no has guardado para tu vejez, tienes a Pensión 65.
Si no has guardado para tu salud y quieres que el estado te dé el ataúd, tiene al Sis solamente tienes que llevarte al hospital días antes que mueras.
etc. etc. etc.
Si analizamos la política social de los países desarrollados tanto de América como de Europa y otros lares, veremos que lo que menos quieren los gobernantes es contar con programas sociales y lo que más buscan es que su gente sea productiva desde la niñez.
Programas sociales SÍ, pero para quienes lo necesitan de veras.
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