En las conservas. Las latas de atún, frutas en almíbar, etc, siempre en los tamaños más pequeños. Nada de abrir una lata y meterla en la refrigeradora. Al cabo de cinco días estas conservas acabarán desechadas.
La leche. Su compra irá en función de la cantidad que se tome al día. Pero, si no se toma mucha es mejor optar por los envases de medio litro o las cajitas individuales que justo contienen la medida de un vaso. Además estos poseen la ventaja añadida de poder llevarlos al lugar de trabajo, para los días que no da tiempo a desayunar.
En cuanto a las preparaciones para microondas. Normalmente los productos preparados para estos hornos suelen incluir sólo una ración. En ocasiones pueden resultan una buena solución, aunque tampoco conviene abusar.
La fruta fresca. Lo mejor es comprar la fruta por unidades. Dos manzanas, dos naranjas o una pera. Siempre lo que se crea que se vaya a consumir.
Saber comprar es fundamental, pero también lo es tener un almacén bien organizado, ahorra tiempo y mejora la calidad de la alimentación.
En cuanto a los alimentos integrales. La despensa está pensada para almacenar productos por un determinado periodo. Por ello, en la medida que sea posible, es preferible escoger alimentos integrales que son los que menos nutrientes pierden con el paso del tiempo.
Hay que almacenar en proporción. No hay que olvidar que la despensa, y sobre todo la de quien vive solo debe tener de todo, pero en la proporción adecuada. No se trata de acumular productos por capricho. Lo más importante es seleccionar en función de las necesidades, tanto de consumo como nutricionales.
Tengamos una buena planificación. Puede ser de gran ayuda saber los alimentos que se van a consumir. Cocinar para varios día y congelar los alimentos, permite mantener una dieta sana y equilibrada. Para ello, se puede hacer uso de los sistemas de envasado al vacío con los que los alimentos conservan todas sus propiedades durante más tiempo.
Debemos comprar lo imprescindible. Se debe procurar no acumular alimentos. Sobre todo aquellos que no son imprescindibles. Es importante tener una despensa, pero no hay que olvidar que ésta debe facilitarnos la alimentación, no ser una caja de sorpresas.
La organización por delante. Sobre todo, resulta importante ser muy ordenados. Todos los productos almacenados deben mostrar en lugar bien visible la fecha de vencimiento. Si, por cualquier motivo, se han duplicado o triplicado alimentos del mismo tipo, se han de colocar detrás los que vencen más tarde. Asimismo, cuando se hace una nueva compra, los productos nuevos deben incorporarse detrás de los que ya había, así se facilita una renovación constante. Esto se denomina PEPS (“lo que Primero Entra, es lo Primero que debe Salir”). (José Antonio Quispe Palacios)





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