El cultivo de cacao puede ayudar a desplazar a las plantaciones de
coca en países donde se produce y comercializa, afirmó Armando Philip
de Andrés, representante para Centroamérica y el Caribe de la Oficina
de la Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.
De Andrés comentó a DPA que son coordinados esfuerzos entre los
países centroamericanos para el intercambio de experiencias exitosas,
con el objetivo de enfrentar el narcotráfico, el crimen organizado, la
violencia armada y la corrupción. Las iniciativas incluyen la atención
a grupos vulnerables o de riesgo.
En ese sentido, destacó que en antiguas zonas cocaleras de Colombia
ha sido promovido un programa oficial para la producción del cacao, en
el que desaparece la figura del intermediario.
La sustitución del cultivo de coca ha permitido a los productores
organizados ganar autonomía, convertirse en dueños de tierras tituladas
y recibir apoyo técnico para exportar productos de calidad a países
industrializados, como Suiza.
De Andrés sostuvo que al menos en el caso de Colombia, se ha
demostrado que “el café y el chocolate son rentables y pueden ganarle a
la cocaína”, cuando el enfoque productivo es realizado sobre la base de
“políticas públicas integrales” que apuestan por el desarrollo social y
humano.
Indicó que en el ámbito global, la superficie sembrada para la
producción de cocaína ha disminuido en un 18 por ciento, lo que muestra
una tendencia a estabilizarse o a bajar.
Sin embargo, calificó de serio desafío transnacional el comercio de
las drogas de diseño o de síntesis, que en Asia son vendidas como
fertilizantes. Informes científicos revelan que esas drogas causan
daños cerebrales y la muerte a los consumidores.
Las redes del crimen organizado generan en el mundo ingresos
económicos anuales por 870,000 millones de dólares. En ese volumen, el
tráfico de drogas representa 320,000 millones de dólares y casi la
mitad corresponde a Centroamérica, el Caribe y la región andina.
Debido a ello, De Andrés abogó por una efectiva cooperación entre
los países centroamericanos para fortalecer los mecanismos de control
de los pasajeros ilegales y la supervisión aduanera con el uso de
escáneres, para frenar las actividades ilícitas. (Inforegión)





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