“Yo nunca
me río de
la muerte,
simplemente
sucede
que,
no tengo
miedo de
morir
entre pájaros
y árboles”.
Presagiaba así su ingreso a la
inmortalidad, Javier Heraud, en su poema Elegía. En 1960, a los 18 años, gana
el concurso Poeta Joven del Perú; igualmente los Juegos Florales de la UNMSM.
Por su gran sensibilidad humana se
integró a la lucha social de aquellos años, llegando a escribir:
“La
poesía es
un relámpago
maravilloso
de palabras silenciosas,
de latidos y esperanzas.
Es el grito
de los pueblos oprimidos,
el nuevo canto
de los pueblos liberados”
Antes de su muerte, en las aguas del
río Madre de Dios, escribe una carta a su madre diciendo:
“Voy a la guerra por la alegría, por mi
patria, por el amor que te tengo (...) no me guardes rencor si algo me pasa. Yo
hubiera querido vivir para agradecerte lo que has hecho por mí, pero no podría vivir
sin servir a mi pueblo y a mi patria...”.
El 15 de mayo de 1963, Javier Heraud
ingresaba a vivir en la memoria y en el
recuerdo de los pobres del Perú y de todo aquél que aspira a poder transformar
esta sociedad corrupta y explotadora en otra donde reine la justicia social y
se llegue a erradicar la miseria. El hambre y la expltación de la mayoría del pueblo.
Es decir, hace 49 años, Javier Heraud acribillado
a balazos en el río Madre De Dios se sumaba a esa nueva galería de héroes que
ofrendaron sus vidas en la lucha por la transformación social de nuestra
patria.
En palabras de su progenitor, don
Jorge Heraud igualmente fallecido, Javier fue un joven muy inteligente y buen
estudiante, además, con una sensibilidad social poco vista en los jóvenes de
esos años que no carecían de estrecheces
económicas.
El Poeta y el Héroe son una misma
persona. No se puede hablar solamente de su poesía y dejar de lado su militancia
y accionar revolucionario.
Nuestro mejor homenaje hacia él, es
luchar en forma honesta y consecuente en la defensa y conquista de nuestros
derechos hasta alcanzar UNA PATRIA HERMOSA EN UN MUNDO NUEVO.
(Felipe Torres Andrade)
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