
En la carta pública, expresan su preocupación por la situación
actual y proponen cinco puntos a tomar en cuenta para lograr una buena
política ambiental:
1. Impulsar el Ordenamiento Territorial a nivel nacional,
con la creación de una autoridad autónoma cuya función será promover,
impulsar, diseñar e implementar planes de ordenamiento territorial,
desde un enfoque intercultural y respetando la pluralidad de visiones,
de género, de manera participativa, en consulta con los pueblos
indígenas cuando así corresponda, conjuntamente con los Gobiernos
Regionales y Locales, para definir donde se harán y dónde no
actividades extractivas;
2. Promover un modelo de gobernanza de las inversiones en el territorio nacional
que defina un mejor esquema de otorgamiento de derechos para el
aprovechamiento sostenible de los recursos naturales (concesiones,
licencias, permisos, contratos, autorizaciones), mediante mecanismos de
participación en la decisión de otorgamiento de derechos con la
población local posiblemente afectada, gobiernos regionales y locales;
3. Mejorar la gestión ambiental y social de las inversiones del país,
a través de las correcciones y cambios necesarios en el proceso de
aprobación de los Estudios de Impacto Ambiental (EIA), estableciendo su
carácter previo al otorgamiento de derechos, así como definitorio de la
factibilidad de los proyectos. De igual modo, exigencias más claras y
que permitan internalizar correctamente los costos ambientales y
sociales de las inversiones públicas y privadas en el país.
4. Generar y mantener la confianza en la evaluación de los Estudios de Impacto Ambiental (EIA)
de las inversiones mediante la creación de una entidad autónoma que
certifique y apruebe los Estudios de Impacto Ambiental (EIA) de
megaproyectos y que ésta sea parte del Ministerio del Ambiente.
5. Reformular el marco legal sobre consulta previa en el proceso de otorgamiento de derechos
para aprovechar recursos naturales, adecuando la legislación
sectorizada y ambiental al Convenio 169. Asimismo, se debe invertir en
mejorar los mecanismos de participación ciudadana en todo el proceso de
inversiones, especialmente para integrar la fiscalización ambiental
realizada por el Estado con la vigilancia ciudadana o monitoreo
ambiental que realizan los pueblos indígenas o población local. (AIDESEP)
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